¿Alguna vez conoceremos a Selena en verdad?

Estefanía Camacho
5 min readDec 7, 2020

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Con tanto amor, se marchitó

“Cuando yo estoy cantando yo soy otra persona, puedo ser muy libre y hacer lo que yo quiero. Entregar todo a mis canciones (…) y cuando estoy en mi casa, soy normal, como cualquier persona que está aquí en el público”.

En un capítulo de la temporada 4 de la serie “The Crown” en Netflix, el personaje del príncipe Phillip reprende a la Princesa Diana y le recuerda que todas las decisiones, que todo lo que ocurre en la casa real es por la Reina Isabel II, que no se le olvide. (No es spoiler porque es evidente que ese es el motto desde hace… 300 años).

Un fenómeno parecido ocurre entre la familia de Selena Quintanilla en el estreno “Selena: the series” aunque con una brecha enorme de cercanía: la de la realeza completamente inaccesible y la de los mexico-americanos que bien podrían ser tus vecinos con una banda en el garage.

Si algo he aprendido haciendo coberturas feministas y leyendo a mujeres investigadoras o historiadoras quienes incluso han corregido mis textos, es que: de las mujeres hay que hablar de sus logros, desde su brillo (citando a la investigadora española Mar Medinya) y no desde la miseria, ni verlas como complementos, adornos o extensiones de alguien más, en este caso de los hombres.

Mientras hacía el número especial de “Selenomics” de mi newsletter sobre economía pop, “¿Cuál crisis?”, entre más lo escribía, más me daba cuenta que no se trataba de ella, si no de todos los que la rodeaban. Si bien, era evidente que no había forma en que el remolino de las caderas de Selena no impactara a cada persona con la que convivía, me di cuenta que yo, una fan acérrima de Selena, realmente no la conocía.

La edición especial la hice días antes de que se estrenara la serie de Netflix, según yo, para tenerla lista durante o después de que todos nos echáramos el bingewatching, pero mi sorpresa al ver la serie fue que, con cada episodio que avanzaba, ellos tampoco contaban nada nuevo sobre quién era Selena y que la serie estaba contada para hablar de su padre, Abraham Quintanilla, y su hermano, A.B. Quintanilla. Y ver cómo se desenvuelve la vida de cada uno de los familiares, mientras que la de Selena solo empieza en cada concierto y termina con una teñida de cabello diferente.

En la serie es refrescante poder ver en 5 horas lo que no pudimos en una biopic de 2 y sin embargo, repiten varias historias y hasta líneas de diálogos. Netflix producirá una segunda temporada, por lo que podremos conocer más historias sobre las canciones de Selena. En esta primera temporada, conocer parte del repertorio con el que empezó me pareció muy necesario, no así los momentos en los que intentan destacar que A.B. Quintanilla era un genio de la composición. Además, todo el tiempo se siente cómo la narrativa se encamina para retratar aAbraham Quintanilla como el padre que les da todo a sus hijos, que sin él, no llegarían tan lejos. Quizá sea un sentimiento de los mexico-estadounidenses: el constante agradecimiento de lo que obtienen porque probablemente no esperaban obtener tanto.

Algo que me parece muy enternecedor es cómo se tejen las relaciones entre mujeres: entre Selena y su hermana, Suzette, la baterista de su banda. Entre Selena y su madre, quien sin su trabajo de cuidados, ninguno de los Quintanilla habría subsistido. De Selena y las cantantes que admira, como Laura Canales, con quien comparte nominación en unos premios de la música tejana y pese a ello, se siente agradecida.

Anything for Selenas?

Después pensé, “bueno, ¿quién más iba a contar su vida?” cuando la familia Quintanilla era un muégano (característica de la familia clásica mexicana) y su esposo, Chris Pérez, la conoció menos de cuatro años. En la serie podemos constatar que realmente no tenía tiempo ni oportunidad de tener amigos más que los agregados a su banda Los Dinos.

Quizá me faltó buscar, pero casi no encontré entrevistas que no fueran hechas en unos minutos para Christina, Don Francisco o Verónica Castro en las que, aunque confirmaba lo que al final todos decían que era Selena (carismática, showstopper, sencilla, extrovertida y segura de sí misma) no ahondaba en qué le gustaba hacer, qué pensaba, qué sentía de estar ahí.

Y sobre todo, todos hablan de lo más impactante: que la asesinaron. Todos hablan de su muerte y de dónde estaban cuando lo escucharon. Es cierto, Selena fue más nuestra cuando nos la quitaron, pero fue más nuestra por cómo nos veíamos en ella que por cómo la veíamos realmente.

Intenté recolectar algunas cosas que le gustaban a Selena:

Donna Summer, Jodie Watley, Bonnie Raitt, Whitney Houston y Janet Jackson. Bosquejar diseños de ropa y firmarlos como si fuera una diseñadora importante, Tina Turner, era testigo de Jehová, admiraba a Laura Canales, no era celosa, le gustaba manejar (a quién no) su Porsche convertible, jugaba videojuegos en el bus “Big Bertha” , sabía montar a caballo (así que el look de tejana nunca fue pura fachada), sus flores favoritas eran las rosas blancas, su comida favorita era la pizza con pepperoni, odiaba hacer ejercicio, le gustaba leer revistas, tenía una gran ética de trabajo, odiaba perder en juegos de azar, cantó alguna vez al lado de Cheap Trick en el Hard Rock Café de San Antonio, era amante de los animales, era muy creativa e impulsiva y eventualmente disfrutó de administrar sus dos boutiques, una que tenía su propia estética.

Selena: la serie

La serie me parece bien hecha, confeccionada, pero ¿qué tanto afecta ello a la historia? Quizá, debió imitar más a su hermana, The Crown y menos a Luis Miguel, la Serie o por lo menos, sacar lo mejor de ambas: que por lo menos logramos conocer a quienes se supone que sean los protagonistas y no solo obtengamos a una adolescente y a su padre monofacéticos que no salen de los roles que se supone deben de llenar.

Por otro lado, nos lleva a recuerdos no solo de una década y un lugar, que serán más melancólicos para algunos por la cercanía, sino porque nos evoca a dónde estábamos nosotros cuando la oíamos. La vemos, como nos vemos a nosotros: viendo a nuestra estrella favorita en la tele a hora estelar, solo que Selena se ve a sí misma y nosotros, a una estrella que brilla en el tiempo, aún cuando ya no existe…

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Estefanía Camacho

Periodista feminista ✍️ Journalist in Mexico | Antes en Expansión, revista Cambio, Vice en Español | Ahora en Gatopardo y Yahoo! Latam. estefcamacho@gmail.com