Coherencia Feminista

Estefanía Camacho
8 min readSep 30, 2020

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“Restableceremos la libertad de expresión, de reunión y de encuentro. El gobierno no utilizará a la policía para reprimir ninguna movilización social.” Eso escribió Claudia Sheinbaum (o su community manager) en su Twitter el 1 de abril de 2018.

En tuits de 2018 para atrás Sheinbaum reclama a Peña Nieto sobre represiones a protestas, lo critica por “querer provocar para justificar la represión” y llamaba a la protesta organizada -y pacífica-.

Esa Claudia, que llamaba a la paz en 2014, dista mucho de ser la Jefa de Gobierno en 2020 que defiende prácticas de elementos preparados para contener movilizaciones como el uso de gases químicos y encapsulamiento.

El 29 de septiembre nos enteramos mediante un diálogo organizado por Luchadoras que en el #28S se encontraban observadoras de la Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México que enlazaban a la Directora del organismo con el gobierno de la Ciudad de México. Les pidieron que retiraran el excesivo número de elementos policiacos (de distintas agrupaciones, no solo eran del Grupo Atenea) y permitieran el libro tránsito de la manifestación. “No las van a quitar y ahí van a seguir hasta que se cansen”, fue la respuesta del gobierno capitalino a la CDHCM y de inmediato les echaron gas químico y pimienta a las manifestantes.

Adriana Orozco, directora de gobierno y Arturo Medina, secretario de gobierno, arribaron momentáneamente, pero se retiran sin interferir en la presencia policiaca.

Una semana antes de las movilizaciones anuales que se realizan con el motivo del Día de Acción Global para el acceso al aborto seguro y legal, le notificaron al gobierno que ocurriría esta manifestación y que pondrían un templete en la plancha del Zócalo, actualmente ocupado (ja) por las casas de campaña que pertenecen a los integrantes del FRENAAA.

Les dijeron que “O.K.”

“Este tipo de acciones las habíamos vivido antes con el narco gobierno de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto”, dijo Mónica Jiménez Acosta de la Coordinación 8M e integrante del Sindicato Mexicano de Electricistas.

Edith Olivares, representante de Amnistía Internacional, dijo que el encapsulamiento es una violación a los derechos humanos, un “símil de una detención” y, como señalan algunas crónicas periodísticas del #28S, esta violencia duró cinco pinches horas. Además recordó que los gases están permitidos, pero únicamente para disuadir las protestas en momentos álgidos, nunca para atacar y cuando se lanzan, se tienen que avisar. Como lo documentaron varias fotógrafas y videoperiodistas, los elementos policiacos usaron los gases de manera indiscriminada.

#28S en la Ciudad de México

Muchos simpatizantes de Morena y del presidente preguntaban “¿por qué marchan en la Ciudad de México si ya es legal la interrupción del embarazo?”. Cada 28 de septiembre desde hace 34 años se conmemora a nivel mundial esta acción por parte de grupos feministas. Así que no es nuevo, no es un ataque personal ni una ocurrencia de las feministas para desestabilizar la cuarta transformación que tristemente no incluye una recomendación tan del siglo pasado y que viene desde la ONU para TODO EL PAÍS, como es el aborto seguro y gratuito. Solo Oaxaca y la Ciudad de México despenalizaron la interrupción del embarazo de manera voluntaria.

Me pregunto si le provoca algo a AMLO saber que Rusia Soviética fue el primer Estado en despenalizar el aborto libre y GRATUITO en el mundo (en 1920 Lenin se refirió al acceso al aborto como “un derecho democrático básico de las mujeres ciudadanas”).

Aunque hubo protestas en varios estados de México para exigir la despenalización del aborto, se reportaron detenciones y confrontación con la policía en Tijuana, Xalapa y la Ciudad de México. En las tres entidades en donde se encuentran dichas localidades gobierna Morena.

Las acciones por el aborto seguro iniciaron el domingo 27 de agosto y desde ese día se auguraba represión. La Secretaría de Seguridad Ciudadana de la CDMX mandó 620 elementos para encapsular a 40 manifestantes que incendiaron OBJETOS en una calle.

Ahora ya sabemos dónde estaban los cuerpos policiacos ese domingo: reprimiendo a 40 mujeres jóvenes.

En los años en los que he ido a protestas feministas, debo admitir, solo son aquellas que se dieron en esta administración en la que he sentido miedo de la represión. Tomando como inicio la del 16 de agosto, la brillanteada, en la que se exigía el cese de las violencias ejercidas por elementos policiacos contra mujeres en esta ciudad. Ese día la tensión se sentía afuera de las oficinas de la SSC. Y en la Glorieta de Insurgentes, entre las cientos de manifestantes que vestían motivos feministas, rondaban hombres vestidos de civiles con gorras y sin pertenencias, maestros del disfraz.

En esa fecha nadie mencionó nada sobre esos hombres infiltrados en la protesta feminista, pero ahora acusar a los movimientos de tener entre sus filas a agentes extraños y con intereses ocultísimos está de moda, como lo hizo AMLO con las universitarias de la UNAM a inicios de año o como lo hizo Claudia Sheinbaum con las mujeres en la toma de la ex CNDH. Que yo sepa, ni así han investigado a los miembros de Frenaaa. Vamos, ni así investigan los delitos por los que reclaman las mujeres.

Cuando casi podríamos decir que sería innecesario manifestarse en la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum y su cuerpo de granaderas, nos recordó que los derechos fundamentales no se pueden dar por sentado nunca. Así que sí, cada año parece necesario el recordatorio de por qué las mujeres somos libres para transitar esta ciudad, para manifestarnos y para exigir autonomía de nuestros cuerpos.

Las buenas vs las malas

Desafortunadamente, pero no de forma azarosa, Claudia Sheinbaum decidió dar el perfil de linkedin a modo de chismógrafo el nombre de una mujer y la vinculó no solo con la toma de la ex CNDH como “mano negra”, si no también con los delitos cometidos por un hombre con el que trabajaba esa mujer hasta ese mismo día que fue destituida.

Hasta ahora llevamos registro de un gobierno que viola derechos humanos, que reprime protestas feministas, que acusa sin sustento y con datos delicados a otra mujer y que permite el libre paso de grupos de ultraderecha con discursos de odio que coartan los derechos de otras personas. No sin olvidar esa gaslighteada que nos dio cuando se dieron las denuncias por secuestro express en el metro.

Total que todo este discurso sentaba las bases para lo que ocurriría más tarde este #28S: otra vez cientos de policías mujeres -también había hombres- sin permitir el paso hacia el Zócalo. El discurso de la lucha por ser la feminista más verdadera empezó, según Sheinbaum junto con el trilladísimo “divide y vencerás”.

Si tan solo escucharan, se darían cuenta de que las mujeres somos personas (autónomas con plena consciencia). Que nos han enseñado a sobrevivir desde la niñez y que hemos vivido violencias sistemáticas una y otra pinche vez. No es normal que tantas mujeres que conozcas hayan sido violadas. Golpeadas por su pareja. Manipuladas en sus familias. Acosadas por sus tíos.

Así que, qué detalle que se preocupen por un movimiento no heterogéneo y por la infiltración de personas extrañas, pero no es su lugar hacer esos cuestionamientos. Menos mandar a los periodistas a investigar a una mujer.

Tienen a la ultra derecha en frente de el Palacio Nacional y la preocupación de Morena está en un grupo de mujeres familiares de víctimas de feminicidio. Deberían revisar algunas prioridades. Quizá, en una de esas, hasta ese campamento de los conservadores le ha ido bien a AMLO como si fueran sus perros guardianes para el Palacio y ahora puede continuar ininterrumpidamente el conteo de “días sin que las feministas pinten la puerta presidencial”.

Y ahora, lo más preocupante que he visto en estos último dos sexenios en los que he visto protestas ir y venir: las mujeres policías. Claudia Sheinbaum sabe exactamente lo que hace cuando pone en las líneas de fuego a miles de mujeres policías con vestimenta de granaderos, peor: sabe que si sigue esa línea de confrontaciones como han ocurrido desde antes de la brillanteada, la situación va a explotar porque ya está todo muy tenso.

Y en las redes sociales benditas y algunos medios confundidos y carentes de posturas críticas caen en este juego perverso, “¿no que las feministas son muy feministas, pero lastiman a otras mujeres?” Como un monero de la Cuarta Transformación sugirió que se parecía a la violencia de género por la que protestan millones de mujeres. Pero todos sabemos que si fueran granaderos, eso sería suicidio político de la jefa de Gobierno y sabemos que si los manifestantes-granaderos fueran hombres, las confrontaciones serían el pan de cada manifestación como anteriormente, cuando las feministas no eran “peligrosas” para las campañas políticas.

Aquí hay responsables por la violencia ejercida contra las manifestantes, pero también contra esas mujeres policías y son los que dan esas órdenes de reprimir, a consciencia de la provocación que generan entre las manifestantes.

Si Claudia Sheinbaum quiere que las feministas sean coherentes y no regresen las provocaciones de las policías mujeres al intentar aludir a la sororidad o a los principios feministas sobre no lastimar a otra mujer, ella debería empezar a aludir a su propia coherencia, de la Claudia de 2014.

Porque hay tantas mujeres brillantes en la red, dejo muchas reflexiones que se suscitan desde el #28S porque lo que ocurrió no es normal. Odio hacer esta comparación: ¿los de izquierda estarían defendiendo la represión policiaca si fuera Peña Nieto o Calderón? (aunque Calderón salió a tuitear lo que dijo Sheinbaum en acción).

“Hoy más que nunca me revientan sus opiniones de onvre con superioridad moral en vs de la violencia, cuando han sido los protagonistas en la historia por violentos”: Vero Glez.

“El discurso de Sheinbaum demuestra que no alcanza a entender que el movimiento feminista es complejo, heterogéneo y diverso. Reporteando entendí que las feministas que rompen y queman cosas son estudiantes, madres de víctimas, trabajadoras, indígenas, artistas, académicas, desempleadas, activistas, muchas violentadas, todas hartas del miedo y de las violencias. Son también feministas las que llevan la defensa legal de las detenidas después de una protesta, o quienes acompañan a las madres de las víctimas de feminicidio o las que dan acompañamiento a otras mujeres para que aborten clandestinamente con misoprostol porque el gobierno las dejaría morir en un estado donde también se le criminalizaría. La verdad es que la solidaridad feminista no cabe en sus mentes obtusas y por eso se inventan teorías de conspiración absurdas. Los actos de sororidad no caben en sus mentes corruptas”: Neldy San Martín.

“En la Ciudad de México se concentran instituciones federales. Es gravísimo que el argumento sea que el aborto ya es legal ahí. Es como decirle a los padres de Ayotzinapa por qué marchan aquí si fue en Iguala?”: Carla Ríos, integrante de Brigada Marabunta.

“Las policías ya no responden pensando ‘estoy protegiendo a las mujeres manifestantes’ sino, ‘me voy a vengar de las mujeres y aprovecho mi poder institucional. Si no paramos esto, va a aumentar” Carla Ríos.

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Estefanía Camacho

Periodista feminista ✍️ Journalist in Mexico | Antes en Expansión, revista Cambio, Vice en Español | Ahora en Gatopardo y Yahoo! Latam. estefcamacho@gmail.com