Yo no sabía nada sobre sentir los dulces labios de alguien más

Yo no sabía nada sobre sentir los dulces labios de alguien más hasta que escuché las letras de Ely Guerra en vivo. Sobre las gradas más altas del público en una feria municipal, volteé a ver al cielo sin nubes y sentí el frío de octubre en mi cara que fue una bofetada durante un aletargamiento. El aire helado fue como un despertador que no marcó una hora, sino un momento de estupor en mi adolescencia.

Sentía que rompía todas las reglas de los adultos por estar junto a mi mejor amiga en un concierto de rock fuera de casa. Nuestros papás nos habían dejado, pero solo a unos metros porque ellos nos observaban a lo lejos para no avergonzarnos. A Ely Guerra solo la conocía por su apasionada voz en la versión de “El Duelo” que cantó junto a La Ley en su unplugged de MTV.

Era un escenario diminuto frente al que estábamos por mucho unas 150 personas. El kiosko ubicado en esa misma plaza municipal debía ser más grande que la tarima en la que estaba parada Guerra, tan esbelta, que se movía grácilmente y presumía su peinado afro como si trajera espuma en la cabeza que bailaba cada que ella tocaba un acorde en su guitarra. ¿Yo? Me sentía una papa con una chamarra engorrosa, mientras a lo lejos todos éramos testigos hasta del movimiento de su meñique para dar un acorde o cada que cerraba sus ojos mientras acercaba su boca…